sábado, 1 de agosto de 2009

LA OLIGARQUÍA SALVADOREÑA PROCURA QUE FUNES GOBIERNE EN SU FAVOR

El triunfo en las urnas consumado el 15 de marzo de 2009, conmovió la cimiente política de la derecha oligarca de El Salvador, si bien la derecha había mostrado en el periodo electoral ciertas fisuras entre el grupo en el gobierno que estimaba haber hecho bien la plana y por tanto se creyeron con el derecho de seguir ejerciendo el poder, imponiéndose ante otros grupos de serviles al poder real.
La fisura fue mas notable cuando se nombró la candidatura a la presidencia y su acompañante de formula, como las actitudes egocéntricas y narcisistas del entonces presidente Saca y sus secuaces, que ya rayaban en el hastío para la población; acciones que no convencían del todo a sus amos, en tanto que la izquierda avanzaba incontenible sumando dia a día mas adeptos por el cambio.
Muy a pesar de esas diferencias, la derecha se mantuvo monolítica ante su rival, la campaña que hicieron fue larga, saturadota, vil; negra, negra; sucia, chuca. Pusieron al descubierto los medios mediáticos de su propiedad o influencia, los recursos “humanos periodísticos” adquiridos a valor contractual de menta, sea cual fuera su denominación salarial: “asesor de imagen…”, “consultor de …”, elaborador de discursos de ministro”; o cualquier otro connotado nombre para ocultar el robo de fondos al Estado, para hacer acciones en contra del pueblo que es quien paga los tributos.
Pero esos esfuerzos fueron considerados insuficientes, de manera que echaron mano (nada nuevo) de las instituciones y demás recursos del Estado; pero la incertidumbre les carcomió, se llenaron de inseguridad de tal forma que hicieron mas burdo y evidente la connivencia de la oligarquía salvadoreña con sus similares de Honduras, Nicaragua y Guatemala y juntas metieron fuertes contingentes de elementos a quienes facilitaron documentos de identidad, para garantizar mantenerse en el ejecutivo a toda costa. En la última campaña electoral de El Salvador, las derechas oligárquicas del continente hicieron la concentración de esfuerzos mas grande por evitar que accediera al poder ejecutivo una formula de izquierda.
La historia cuenta que a pesar de semejante esfuerzo, las derechas del continente americano fueron arrolladas en El Salvador ese 15 de marzo emblemático; la oligarquía salvadoreña ha tomado debida nota, su instrumento político ARENA, fue pulverizado a fuerza de votos en las urnas, los desempleados (los que van pa fuera con Saca) a partir del uno de junio, no dan la cara a la ciudadanía a pesar de los reclamos por su mal gobierno y detrimento al patrimonio del Estado.
En otro orden, la Oligarquía salvadoreña, no duerme, saliendo del nocaut técnico del 15 de marzo, aturdida y desencajada pone manos a la obra y ha recogido de las cenizas, los elementos dispersos de ARENA, recoge de entre los pedazos de estructuras copulares de encopetadas asociaciones o cámaras comerciales, a elementos fustigadores y fastidiantes cuya labor actual consiste en hacer ruido, estorbar a las políticas del nuevo gobierno.
Estos elementos los pagados para ese oficio en la Asamblea Legislativa tienen la desfachatez de sostener que, ellos le dejaron la mesa limpia al nuevo gobierno y no solo eso, se atreven los tapudos a decir, que le dejaron financiamiento para enfrentar las necesidades del país; se disputan el favor de sus amos, los oligarca.
La Oligarquía salvadoreña, es el grupo de familias mayor poder económico, poder acumulado a lo largo de casi diecinueve décadas luego de la independencia formal de España. Su abundancia se ha basado en la explotación de las mayorías, para lo cual crearon a lo largo de la historia un andamiaje que le permitió mantener la oprimido al pueblo y ante los intentos de insubordinación, han respondido con la represión a fuego de metralla, ante las justas demandas de los trabajadores y pobladores en general.
En el pasado siglo se valieron de una estructura institucional represiva, creadas no para favorecer y defender al pueblo y su soberanía, sino para defender los intereses de esa clase Oligarca, que hoy en día pretende seguir desoyendo la voluntad popular.

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